El oro, la plata, son metales y por lo tanto,
con el paso del tiempo, se oxidan y oscurecen. El ph de nuestra piel – mas o
menos ácido- es así mismo un factor
determinante para que la plata se oxide antes y se “ensucie”. Para dejar
nuestras joyas relucientes como el primer día no es necesario comprar ningún
producto. La mejor limpieza de las joyas de oro y plata,
tengan o no piedras preciosas o semipreciosas, debe ser con un cepillo suave,
agua tibia y jabón neutro. El aclarado debe realizarse con abundante agua y
debe secarse con un trapo de algodón suave.
Uno de los trucos más conocidos y fiables es
todo un clásico que ha pasado de generación en generación: el zumo de cebolla. Aunque parezca
mentira, colocar sobre tus joyas de oro un poco del jugo de este vegetal
ayudará para que se vean de mejor forma. Déjalo actuar por un buen rato, aclara
con agua tibia y luego las limpias o frotas con un paño suave. Ojo si tus joyas llevan piedras porosas... Tanto el zumo de limón - que algunos utilizan para limpiar el oro- como el de cebolla, son ácidos y pueden afectarlas.
El amoníaco suele funcionar muy bien para mantener en perfectas condiciones las joyas en oro. Colócalas en agua tibia con
unas gotas de amoníaco, dejas actuar unos diez minutos, escurres, dejas secar y
luego frotas y verás como desaparece todo signo de suciedad. Debes tener
cuidado si tus joyas llevan piedras porosas (tipo malaquita o coral). Si es
así, no te recomiendo el uso de amoniaco. Mejor jabón neutro, agua y cepillito
suave.
Por último la pasta dental, te sirve tanto para
las joyas de oro como si son de plata. Simplemente frotas usando un cepillo
suave y luego enjuagas con agua tibia, pasando luego un paño para terminar el
trabajo y dejar tus joyas relucientes y listas para lucirlas espléndidas.
La ceniza, el bicarbonato, los productos
químicos… Dejan limpia la plata, pero son abrasivos. Es decir, cada vez que los
uses, tu joya estará PERDIENDO plata. ¿Para qué utilizarlos, si todos (o casi
todos J) tenemos en casa jabón y pasta de
dientes?